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Hinterlaces: la encuestadora que se volvió parte del poder
Durante más de dos décadas, Hinterlaces ha sido una de las encuestadoras más visibles en Venezuela. Lo que comenzó como un proyecto de investigación social se transformó en un actor político con peso mediático. En un país polarizado, su papel va más allá de medir la opinión pública: contribuye a moldearla.
Publicado en 13/10/2025 21:54
GEOPOLÍTICA AL DÍA

Un actor entre la técnica y la política

Fundada en los años noventa por el sociólogo Óscar Schemel, Hinterlaces nació como una firma dedicada a estudios de mercado y tendencias sociales. Sin embargo, su proyección pública creció con la llegada del chavismo al poder, cuando los sondeos de opinión comenzaron a adquirir valor estratégico en la narrativa política nacional.

Desde entonces, Hinterlaces ha pasado de ser una encuestadora tradicional a convertirse en una herramienta comunicacional dentro del discurso oficialista. Sus resultados, divulgados con frecuencia en medios públicos como Venezolana de Televisión (VTV), suelen destacar altos niveles de aprobación al gobierno o rechazo a la oposición, reforzando la idea de una base social sólida en torno al chavismo, incluso en los momentos más críticos de la crisis económica y política del país.

Óscar Schemel, entre el sociólogo y el político

El rostro visible de Hinterlaces, Óscar Schemel, ha cultivado una doble identidad: analista de opinión pública y figura política. En 2017, su elección como diputado a la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), una institución promovida por el presidente Nicolás Maduro para sustituir al Parlamento opositor, consolidó la percepción de afinidad entre Hinterlaces y el oficialismo.

Schemel, sin embargo, ha defendido su papel como intérprete de la “nueva cultura política venezolana”. En sus declaraciones, ha insistido en que el chavismo representa una transformación sociológica profunda, que combina el nacionalismo, la fe religiosa y la identidad popular. En ese marco, Hinterlaces se presenta no como un operador partidista, sino como una encuestadora que entiende las raíces emocionales y simbólicas del pueblo chavista.

Los números como instrumento de legitimación

El poder de Hinterlaces no se limita a las cifras que publica, sino al uso político que el gobierno hace de ellas. En momentos de crisis o de elecciones, los sondeos difundidos por la firma suelen coincidir con los mensajes del aparato comunicacional del Estado: estabilidad, liderazgo firme de Maduro, desconfianza hacia los partidos opositores y apoyo mayoritario a programas sociales.

Esa coincidencia ha generado desconfianza entre analistas independientes, quienes cuestionan la falta de transparencia metodológica y la escasa publicación de fichas técnicas completas. Además, las discrepancias con otras encuestadoras —como Datanálisis, Consultores 21 o Meganalisis— evidencian una brecha considerable entre los resultados que muestran escenarios de equilibrio político y los que Hinterlaces proyecta como dominados por el chavismo.

No obstante, en un país donde el acceso a información confiable es limitado y el aparato mediático está centralizado, una encuesta puede funcionar como una declaración política. En ese sentido, Hinterlaces no solo mide el clima de opinión: contribuye a crearlo.

Influencia mediática y legitimidad simbólica

En el ecosistema comunicacional venezolano, Hinterlaces ocupa un espacio privilegiado. Sus informes y “monitor country reports” son citados con frecuencia por voceros del oficialismo para demostrar “el respaldo del pueblo” o la “desconexión de la oposición con la realidad nacional”.

Esa visibilidad ha hecho de Hinterlaces una fuente de legitimidad simbólica para el gobierno. Mientras otros estudios son descartados o ignorados, los datos de Schemel se presentan como “ciencia social al servicio de la verdad revolucionaria”. De esta forma, la encuestadora actúa como una interfaz entre la propaganda y la sociología, combinando el lenguaje técnico con una lectura ideológica del país.

Entre la percepción y la realidad

El caso Hinterlaces refleja un fenómeno más amplio: el uso político de las encuestas en regímenes autoritarios o híbridos. En contextos donde el control de los medios y la represión limitan el debate público, las encuestas se convierten en instrumentos de control de la percepción.

Al proyectar estabilidad y respaldo popular, se reduce la sensación de crisis o aislamiento del poder. A la vez, se transmite a las bases chavistas la idea de que “el pueblo sigue con el proceso”, fortaleciendo la cohesión interna en momentos de desgaste económico y sanciones internacionales.

Un papel estratégico en la narrativa del chavismo

En el tablero político venezolano, Hinterlaces cumple tres funciones esenciales:

  1. Reforzar la narrativa oficialista sobre la vigencia del proyecto bolivariano.

  2. Desacreditar los diagnósticos opositores que muestran deterioro del apoyo popular.

  3. Mantener la moral del chavismo mediante cifras que sugieren estabilidad frente al caos.

Aunque formalmente es una empresa privada, en la práctica su discurso opera como un brazo técnico del poder político, aportando un barniz de cientificidad a la propaganda de Estado.

¿Encuestadora o aparato ideológico?

Los críticos argumentan que Hinterlaces ha cruzado la línea que separa la investigación social del activismo político. Para ellos, el problema no es solo el sesgo, sino la confusión deliberada entre análisis empírico y justificación ideológica.

 

Sus defensores, por otro lado, sostienen que la firma ha sabido comprender la “subjetividad del venezolano popular” mejor que cualquier otra empresa, y que su lectura del país responde a un método interpretativo distinto, más cercano a la sociología cultural que al marketing político.

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