Este sábado, Juticalpa, en el departamento de Olancho, se convirtió en el epicentro de una masiva concentración política protagonizada por la candidata presidencial del partido Libertad y Refundación (Libre), Rixi Moncada. Ante miles de simpatizantes, Moncada exhibió un tono combativo y desafiante contra los poderes establecidos que, según ella, han gobernado Honduras con mano de hierro durante décadas.
“No tengo duda de que están derrotados”, afirmó Moncada desde el escenario, refiriéndose a lo que llamó la “oligarquía”, los “grupos de poder” y el “bipartidismo mafioso”. Su mensaje fue claro: dichas estructuras no solo deben ser derrotadas en las urnas, sino “aplastadas”, y subrayó que, por primera vez, una mujer liderará el país desde la posición más alta, transformando las viejas élites políticas.
En su discurso, Moncada trazó una visión para democratizar la economía hondureña. Prometió eliminar la central de riesgo, una institución que, a su juicio, excluye a productores y emprendedores porque el sistema crediticio está controlado por 15 bancos que ella calificó de “oligárquicos”. Para ella, esta medida será fundamental para abrir el acceso al crédito a quienes han quedado fuera del sistema financiero tradicional.
Uno de sus ejes centrales fue el impulso al emprendedurismo. “Todos los productores y emprendedores tendrán acceso al crédito”, enfatizó, proponiendo un modelo inclusivo para que los hondureños con ideas y talento puedan invertir y crecer sin depender de las élites bancarias actuales.
Moncada también dirigió su discurso hacia las nuevas generaciones. Expresó su deseo de ver a los jóvenes hondureños en las aulas, no migrando hacia Estados Unidos. Para ello, propuso un programa de retorno familiar: “Tendremos un programa especial para el retorno de cada familia, por eso eliminaremos las exoneraciones”, declaró, en alusión a mecanismos fiscales que, según ella, favorecen a grupos privilegiados y desincentivan la reinversión local.
Las “exoneraciones” a las que se refirió Moncada son parte de su discurso sobre justicia social y redistribución. Según la candidata de Libre, estas exenciones fiscales deben desaparecer para que el Estado pueda financiar programas de inclusión, educación y desarrollo territorial, especialmente en zonas históricamente olvidadas como Olancho.
El mitin incluyó una demostración de fuerza política muy estratégica: la presencia no solo de seguidores, sino de miembros clave del partido Libre que se perfilan para cargos de elección local y nacional. Esto refuerza la idea de que Moncada no solo está construyendo una candidatura personal, sino un proyecto de partido con estructuras sólidas y capacidad institucional.
Para Moncada, su campaña no es simplemente una contienda electoral, sino una revolución democrática. Al dirigirse a los suyos, dejó claro que su objetivo es cambiar no solo quién gobierna, sino cómo se gobierna: con transparencia, participación ciudadana y acceso real para todos los hondureños.
Cuando concluyó su intervención, los asistentes respondieron con vítores, aplausos y consignas de unidad. Muchos vieron en su presencia la posibilidad de un cambio real y estructural, algo que para muchos ha sido esquivo en el país por décadas dominadas por los mismos nombres y las mismas promesas incumplidas.
Al despedirse, Moncada hizo un llamado a todos los hondureños a unirse a su proyecto para “refundar Honduras desde abajo”. Insistió en que, con su candidatura, la oligarquía tradicional tendrá que enfrentar por primera vez un adversario que no se doblega, y que la verdadera transformación vendrá cuando el pueblo recupere el poder a través del voto.