Washington, 19 de octubre de 2025. — El presidente estadounidense Donald Trump anunció este domingo el fin de la cooperación financiera con Colombia, al acusar al mandatario Gustavo Petro de encabezar una “industria de drogas a gran escala”. En declaraciones publicadas en su red social Truth Social, Trump aseguró que el gobierno colombiano “incentiva la producción masiva de narcóticos” y advirtió que, si Petro no clausura de inmediato los cultivos ilegales, “Estados Unidos se encargará de hacerlo”.
“El presidente colombiano Gustavo Petro es un líder del narcotráfico que promueve la producción masiva de drogas en campos grandes y pequeños por toda Colombia. Se ha convertido, con diferencia, en el mayor negocio del país, y Petro no hace nada para detenerlo”, escribió el mandatario.
El anuncio implica la suspensión inmediata de toda asistencia económica, técnica y militar que Estados Unidos mantenía con Colombia, y ocurre un mes después de que la Casa Blanca retirara a Bogotá de su lista de países cooperantes en la lucha antidrogas. La medida deja sin efecto programas de apoyo a las Fuerzas Armadas, proyectos de desarrollo alternativo y operaciones conjuntas de erradicación.
Un quiebre en una relación histórica
Desde la creación del Plan Colombia en el año 2000, Washington y Bogotá habían sostenido una alianza estratégica considerada un pilar en la lucha regional contra el narcotráfico. Durante más de dos décadas, Estados Unidos invirtió miles de millones de dólares en entrenamiento, inteligencia y equipamiento militar.
Sin embargo, en los últimos años la relación se deterioró. La producción de coca en Colombia alcanzó cifras récord, mientras el gobierno de Petro impulsó un enfoque menos militar y más social frente al problema de las drogas. Esa estrategia, centrada en atender las causas económicas y territoriales del narcotráfico, fue criticada por la administración Trump como “una rendición ante el crimen”.
Reacción de Bogotá
En respuesta, el presidente Petro afirmó que Colombia “no se arrodillará ante amenazas” y que su país reducirá su dependencia del armamento y la cooperación estadounidense. “La soberanía nacional no se negocia”, declaró el mandatario en una conferencia en Bogotá.
Petro acusó a Estados Unidos de “hipocresía estructural” por culpar a Colombia del consumo de drogas en el hemisferio norte y aseguró que su gobierno mantiene una política de sustitución voluntaria de cultivos, no de expansión. “El problema no está en la selva colombiana, sino en las calles de Nueva York”, afirmó.
Repercusiones internacionales
El anuncio de Trump generó preocupación inmediata entre aliados regionales y organismos internacionales. Egipto, México y Brasil llamaron al diálogo y pidieron evitar una escalada. La Organización de Estados Americanos (OEA) convocó a una sesión extraordinaria para analizar la situación.
En Naciones Unidas, el secretario general António Guterres advirtió que la suspensión de cooperación puede tener “efectos graves” en la estabilidad de la región andina y en la lucha global contra el narcotráfico. Expertos en Washington también expresaron inquietud por la ruptura. “Colombia ha sido durante décadas el principal socio de seguridad de Estados Unidos en América Latina. Este anuncio deja un vacío estratégico que otros actores podrían llenar”, señaló Michael Shifter, analista del Inter-American Dialogue.
El trasfondo político y militar
El giro de Trump ocurre en medio de su nueva “guerra contra el narcotráfico”, una estrategia que incluye operaciones navales en el Caribe y ataques recientes a embarcaciones sospechosas de tráfico de drogas. Según el Pentágono, seis barcos han sido destruidos en las últimas semanas cerca de las costas de Venezuela y Haití.
La Casa Blanca sostiene que el aumento del flujo de cocaína hacia Estados Unidos ha alcanzado niveles “críticos” y que los esfuerzos de países productores han sido “insuficientes”. Trump prometió “erradicar el problema desde su origen”, incluso si eso implica actuar unilateralmente.
Este enfoque, más agresivo que el aplicado por administraciones anteriores, ha generado tensiones también con Venezuela y Nicaragua, que denuncian una “militarización del Caribe”.
Un cambio de tablero geopolítico
La ruptura entre Washington y Bogotá marca un punto de inflexión en la política hemisférica. Colombia ha sido durante décadas el aliado más firme de Estados Unidos en Sudamérica, un contrapeso frente a los gobiernos de izquierda de la región y un socio clave en inteligencia militar.
Analistas advierten que el distanciamiento podría empujar a Colombia hacia nuevas alianzas. “Petro podría buscar respaldo financiero y tecnológico en países como China, Rusia o Irán, lo cual modificaría el equilibrio geopolítico del continente”, explicó la politóloga Ana María Santos, del Instituto de Estudios Estratégicos de São Paulo.
Además, la decisión puede repercutir en temas de seguridad fronteriza, cooperación antidrogas y estabilidad en países vecinos. Ecuador, Perú y Panamá han expresado su preocupación por un posible aumento del flujo de narcotráfico si se debilitan las operaciones conjuntas.
Consecuencias internas para Colombia
El fin de la ayuda estadounidense deja en suspenso varios proyectos clave, desde programas de sustitución de cultivos hasta operaciones de control fluvial en el Amazonas. También podría afectar la modernización de las Fuerzas Armadas, que dependen en parte del suministro y mantenimiento de equipos de origen estadounidense.
El Ministerio de Defensa colombiano informó que revisará todos los convenios vigentes con Washington y que buscará alternativas con “socios multilaterales”. Mientras tanto, el sector empresarial teme que la tensión política repercuta en los acuerdos de inversión y comercio, ya que Estados Unidos sigue siendo el principal destino de las exportaciones colombianas.
Perspectiva regional
El anuncio de Trump ocurre en un momento de redefinición de alianzas en América Latina. Gobiernos como los de Venezuela, Bolivia y Cuba respaldaron a Petro, calificando las declaraciones de Trump como “una agresión imperialista”. México, en cambio, optó por una posición intermedia, instando al diálogo y a la cooperación internacional contra las drogas.
En Sudamérica, varios analistas advierten que el caso colombiano puede marcar un precedente en la política exterior estadounidense: un cambio de la lógica de “socios preferenciales” a una relación basada en resultados inmediatos y control militar directo.
Un conflicto que trasciende las drogas
Aunque el discurso se centra en el narcotráfico, diplomáticos y observadores consideran que la crisis refleja un choque más profundo: el modelo de relación entre Estados Unidos y América Latina. “Trump está enviando un mensaje de fuerza no solo a Colombia, sino a todos los gobiernos que buscan independencia de Washington”, opinó el experto argentino Julio Burton.
En este sentido, la medida también es vista como un intento de reafirmar la influencia estadounidense ante el avance de potencias emergentes en la región. “Es una advertencia geopolítica disfrazada de lucha antidrogas”, agregó.