El Parlamento Europeo votó este jueves en Estrasburgo dos mociones de censura contra la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, impulsadas por los grupos más extremos del hemiciclo. Ambas iniciativas fueron ampliamente rechazadas, lo que permite a la dirigente alemana continuar al frente del Ejecutivo comunitario.
La primera moción, promovida por el grupo de ultraderecha Patriotas por Europa, obtuvo 179 votos a favor, 378 en contra y 37 abstenciones. La segunda, presentada por La Izquierda, fue aún menos respaldada, con 133 votos a favor, 383 en contra y 78 abstenciones. Ninguna de las dos alcanzó la mayoría cualificada exigida para destituir a la Comisión.
El respaldo decisivo provino de la alianza entre los grupos proeuropeos: el Partido Popular Europeo (PPE), los socialistas (S&D), los liberales (Renew Europe) y los verdes, que mantuvieron su apoyo a Von der Leyen. Sin embargo, durante los debates varios eurodiputados de centroizquierda expresaron reservas sobre la dirección política de la Comisión, especialmente en materia climática y comercial.
Las mociones respondían a críticas distintas. La ultraderecha acusó a Von der Leyen de promover políticas migratorias y ambientales que “debilitan la soberanía de los Estados miembros”, mientras que la izquierda radical la señaló por “falta de acción humanitaria” ante la guerra en Gaza y por su manejo de los acuerdos con Estados Unidos y Mercosur.
Durante su intervención, la presidenta defendió su gestión y acusó a los extremos políticos de intentar fracturar la unidad europea. “Europa se fortalece en el consenso, no en la confrontación”, afirmó Von der Leyen ante un Parlamento visiblemente polarizado.
Con esta votación, la dirigente alemana supera su tercera moción de censura en menos de dos años, un hecho que refleja tanto su resiliencia política como el creciente desgaste dentro del bloque. Analistas señalan que, aunque sale fortalecida, su coalición dependerá de compromisos cada vez más difíciles para mantener la estabilidad institucional.
En Bruselas, la Comisión celebró el resultado como una ratificación de su legitimidad democrática. Portavoces del Ejecutivo europeo afirmaron que la presidenta “seguirá concentrada en los grandes retos del continente”, incluyendo la transición energética, la política migratoria común y el fortalecimiento de la defensa europea.
Pese a la victoria parlamentaria, el panorama político europeo muestra signos de fragmentación. El auge de los extremos, tanto a derecha como a izquierda, anticipa un mandato más tenso y negociaciones más complejas para la Comisión Europea en los meses venideros.