La travesía de la Global Sumud Flotilla se ha convertido en un nuevo foco de tensión geopolítica. A unas 170 millas náuticas de Gaza, las embarcaciones Mil Madleen y Conciencia avanzan hacia la franja bloqueada por Israel desde 2007. Los organizadores confirmaron que en las próximas horas ingresarán a la denominada “Zona Roja”, un área marítima donde el riesgo de interceptación por parte de la Marina israelí es inminente.
El movimiento, integrado por activistas internacionales, médicos y representantes de organizaciones civiles, busca desafiar el bloqueo marítimo impuesto por Israel y exigir la apertura de un corredor humanitario para el ingreso de alimentos, medicinas y combustible. Desde su cuenta oficial, los organizadores pidieron mantener la atención global en la operación, mientras medios israelíes informan que el Ejército mantiene una flota en alerta ante la aproximación de los barcos.
Fuentes militares citadas por el diario Haaretz señalan que el gobierno de Benjamin Netanyahu no permitirá el ingreso de la flotilla a aguas territoriales de Gaza, advirtiendo que el bloqueo “responde a razones de seguridad nacional”. Sin embargo, el posible uso de la fuerza podría tener consecuencias diplomáticas de gran alcance, especialmente con países europeos cuyos ciudadanos participan en la misión, como Dinamarca, Noruega y España.
El episodio revive el recuerdo del asalto israelí a la flotilla Mavi Marmara en 2010, donde murieron nueve activistas turcos y se produjo una crisis diplomática entre Israel y Turquía. Expertos en derecho marítimo advierten que una nueva confrontación podría reabrir el debate sobre la legalidad del bloqueo naval israelí y su impacto sobre la población civil palestina, que enfrenta una grave crisis humanitaria.
En el plano regional, gobiernos árabes y organizaciones como la Liga Árabe y la OIC (Organización de Cooperación Islámica) han expresado su respaldo simbólico a la flotilla, mientras denuncian lo que califican como una “asfixia deliberada” sobre Gaza. Irán y Catar, por su parte, podrían aprovechar el incidente para reforzar su narrativa contra la presencia israelí en el Mediterráneo oriental.
Desde Bruselas, diplomáticos de la Unión Europea expresaron preocupación por un posible enfrentamiento naval. Aunque el bloque mantiene posiciones divididas sobre la guerra en Gaza, países como Irlanda y España han pedido que se respete el derecho marítimo internacional y se garantice la seguridad de los civiles a bordo. La situación amenaza con generar nuevas fisuras en la política exterior europea respecto a Israel.
El Mediterráneo oriental se perfila nuevamente como escenario de fricción entre fuerzas navales y de una batalla narrativa global: mientras Israel argumenta defensa soberana frente a “intentos de romper un bloqueo legítimo”, los organizadores de la Global Sumud insisten en que su misión es puramente humanitaria. El desenlace podría determinar el tono de las relaciones diplomáticas en las próximas semanas.
Analistas advierten que una interceptación violenta podría escalar en protestas internacionales y fortalecer las campañas de boicot contra Israel en foros multilaterales. La flotilla, en tanto, continúa avanzando hacia Gaza con un mensaje que mezcla desafío, solidaridad y riesgo político: “Seguiremos hasta que el mar deje de ser frontera y vuelva a ser puente”, afirmaron sus voceros en un comunicado desde alta mar.