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Miraflores enfrenta incertidumbre mientras Washington intensifica la presión
Por Administrador
Publicado en 21/09/2025 17:57
Mundo

El Palacio de Miraflores vive días de desconcierto. Voces cercanas al círculo de Nicolás Maduro reconocen que “nunca se había experimentado una situación semejante”. La presión de Washington, sumada a mensajes enigmáticos desde figuras del entorno de Donald Trump, ha generado un clima de incertidumbre que se respira en cada pasillo del poder venezolano.

En las últimas horas, un episodio simbólico ha captado la atención: Marshall Billingslea, exfuncionario del Departamento del Tesoro, felicitó públicamente al piloto presidencial Bitner Javier Villegas con un mensaje que, según analistas, sugiere un trasfondo de cooperación con Estados Unidos. Las imágenes difundidas en redes sociales muestran al militar en uniforme y han encendido rumores de supuestas negociaciones discretas.

Al mismo tiempo, Trump confirmó el hundimiento de una nueva embarcación que, de acuerdo con la Casa Blanca, salió de costas venezolanas cargada de droga. La operación se suma a la presencia creciente de buques de asalto y submarinos estadounidenses desplegados en el Caribe, una demostración de fuerza que preocupa a Caracas y alimenta la narrativa de una inminente confrontación.

En este escenario, Maduro optó por enviar una carta personal a Trump. Según reveló Reuters, el documento busca abrir un canal directo con Richard Grenell, enviado especial de la Casa Blanca, y apartar a figuras como Marco Rubio, señalado por Miraflores de sostener un discurso especialmente agresivo. Maduro insiste en que las “falsedades mediáticas” deben ser enfrentadas con un diálogo bilateral.

La carta recuerda que, a pesar de las tensiones, algunos acuerdos puntuales han seguido funcionando. Entre ellos, el intercambio de presos en enero, la renovación de licencias petroleras para Chevron y la repatriación de migrantes desde Estados Unidos. Para Maduro, el canal con Grenell ha sido “impecable” y debería continuar como base para resolver conflictos.

Sin embargo, el chavismo reconoce que hoy no existe un diálogo estable. Fuentes vinculadas a negociaciones anteriores aseguran que la falta de comunicación con el equipo de Trump genera un temor inédito: la posibilidad real de una acción militar. La dirigencia bolivariana, desde Maduro hasta Diosdado Cabello y los hermanos Rodríguez, percibe el riesgo como el más alto en décadas.

Las calles también reflejan esa tensión. Las fuerzas armadas entrenan a civiles en barrios populares, antiguos bastiones chavistas que ahora muestran un descontento creciente. Con más de siete millones de venezolanos emigrados en los últimos años, la fractura social es evidente. Mientras tanto, maniobras militares y exhibiciones propagandísticas buscan proyectar fortaleza en medio de la incertidumbre.

 

Aunque Venezuela tiene un rol limitado en el tráfico global de drogas en comparación con enclaves como Tijuana o Guayaquil, la estrategia de Washington ha colocado al país en el centro de la narrativa. Para analistas, la Casa Blanca busca consolidar la imagen de Maduro como narcotraficante, sin pruebas concluyentes, mientras afianza su presencia militar en el Caribe. En Miraflores, la confusión es el signo de estos tiempos.

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