El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, denunció que Estados Unidos estaría ultimando planes militares en el Caribe con el objetivo de ejecutar una ofensiva contra su país. La declaración fue transmitida en cadena nacional, en un mensaje cargado de advertencias sobre lo que calificó como “una amenaza real de intervención”.
Según Maduro, las fuerzas estadounidenses han desplegado un contingente significativo en las inmediaciones de Venezuela, conformado por misiles de crucero Tomahawk, aviones de quinta generación F-35, aeronaves de rotor basculante Osprey utilizadas para desembarcos rápidos, aviones de ataque Harrier y un contingente superior a los 2,000 marines. El mandatario aseguró que se trata de una preparación “plena para el combate”.
El líder venezolano vinculó estos movimientos a una supuesta orden pendiente del expresidente estadounidense Donald Trump, quien, a su juicio, mantiene influencia en la estrategia de Washington hacia Caracas. Maduro describió el despliegue como una “operación de cerco militar” en aguas y territorios cercanos a Venezuela.
Las acusaciones surgen en un contexto de tensiones renovadas entre ambos países, tras meses de sanciones económicas, señalamientos diplomáticos y el congelamiento de los intentos de diálogo. Caracas insiste en que estas acciones son parte de un plan mayor para desestabilizar su gobierno y apropiarse de los recursos petroleros del país.
En Washington, hasta el momento no ha habido confirmación oficial de la supuesta movilización con fines ofensivos. Sin embargo, analistas militares coinciden en que la presencia naval de Estados Unidos en el Caribe ha aumentado en los últimos años, particularmente con ejercicios conjuntos y operaciones de interdicción en la lucha contra el narcotráfico.
La denuncia de Maduro también busca reforzar la narrativa de resistencia nacional, llamando a las Fuerzas Armadas Bolivarianas a mantener un estado de alerta permanente. El mandatario aseguró que Venezuela “no será doblegada” y que cualquier intento de invasión “será respondido con la fuerza de la soberanía”.
Los anuncios fueron recibidos con preocupación en la región, donde países del Caribe y Sudamérica han manifestado temor a un nuevo episodio de escalada militar. Organismos como la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) han abogado en los últimos meses por evitar confrontaciones armadas y apostar por la vía diplomática.
La relación entre Estados Unidos y Venezuela continúa marcada por la confrontación, en un tablero geopolítico donde el control energético, las alianzas internacionales y las rivalidades ideológicas se entrecruzan. Con estas declaraciones, el gobierno venezolano coloca nuevamente en la agenda global el debate sobre el riesgo de una intervención extranjera en su territorio.