Venezuela ha puesto en marcha uno de sus despliegues militares más amplios de los últimos años. El Gobierno anunció el envío de 25.000 soldados a los estados Falcón, La Guaira, Nueva Esparta, Sucre y Delta Amacuro, zonas que considera estratégicas para el resguardo de su soberanía y el combate contra el narcotráfico.
El refuerzo terrestre se acompañará con vigilancia aérea y marítima: drones, unidades navales y fluviales patrullarán de manera intensiva los puntos de acceso al mar Caribe y al Atlántico. Según el general de División Miguel Chacín Socorro, en las últimas semanas se incautaron 1,7 toneladas de drogas sintéticas y se realizaron 984 arrestos, lo que convierte la operación en “la más grande” contra redes ilícitas del país.
La ofensiva venezolana no se da en el vacío. Washington ha desplegado buques y aeronaves en el Caribe bajo el argumento de combatir al narcotráfico, pero Caracas sostiene que se trata de un movimiento de presión política. Estados Unidos acusa a altos mandos chavistas de estar vinculados al llamado Cártel de los Soles, algo que el gobierno de Maduro rechaza de manera categórica.
“Se van a enterar”, dijo el expresidente Donald Trump al ser consultado en la Casa Blanca sobre posibles acciones militares contra cárteles en Venezuela. De acuerdo con medios estadounidenses, la administración republicana evalúa escenarios que incluso contemplan operaciones dentro del propio territorio venezolano.
La medida venezolana también busca enviar un mensaje político. “Nadie vendrá a hacer el trabajo por nosotros. Nadie va a pisar esta tierra a hacer lo que nos corresponde hacer”, declaró el ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, en rueda de prensa. Por su parte, Nicolás Maduro afirmó a través de Telegram que el despliegue responde a la defensa de la soberanía, la seguridad y la paz nacional.
Este refuerzo se suma al envío de 15.000 efectivos realizado en agosto hacia Zulia y Táchira, fronterizos con Colombia, donde operan grupos armados y bandas criminales. Según Diosdado Cabello, estas operaciones forman parte de un plan integral de control territorial.
La reacción internacional no se hizo esperar. Durante la última conferencia virtual de los BRICS, el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, advirtió que la militarización del Caribe incrementa tensiones y rompe con la tradición pacífica de la región.
Dentro de Venezuela, la medida genera posiciones encontradas: mientras sectores oficialistas la defienden como una garantía de paz y orden, otros ciudadanos manifiestan preocupación por la creciente presencia militar en la vida cotidiana, según reportes de La Estrella de Panamá.