Moscú / Kiev – 24 de agosto de 2025.
Mientras el mundo especula sobre posibles acuerdos de paz, la realidad del campo de batalla entre Rusia y Ucrania dice lo contrario. Este 24 de agosto, en coincidencia con el Día de la Independencia de Ucrania, Kiev lanzó una ofensiva masiva con drones que impactó infraestructura clave dentro de territorio ruso, elevando las tensiones geopolíticas en la región.
Uno de los blancos fue la planta nuclear de Kursk, una de las más grandes de Rusia, donde un dron fue derribado cerca de la medianoche pero logró detonar cerca de las instalaciones. El incidente dañó un transformador auxiliar, forzando una reducción del 50% en la capacidad del reactor 3. Aunque no se registraron heridos ni fugas radiactivas, el hecho reaviva la preocupación global por la seguridad nuclear en zonas de conflicto.
Al norte, a más de mil kilómetros, el puerto de Ust-Luga, en la región de Leningrado, también fue blanco de drones ucranianos. Aunque las defensas rusas interceptaron al menos 10 aparatos, los restos provocaron un gran incendio en la terminal de Novatek, una pieza vital en la exportación de hidrocarburos rusos. Las imágenes compartidas en Telegram muestran un dron dirigiéndose a gran velocidad contra la infraestructura, seguido por una explosión masiva y una columna de humo negro visible a kilómetros.
Las autoridades rusas confirmaron que los servicios de emergencia continúan trabajando para contener el fuego, sin reporte de víctimas hasta el momento.
El Ministerio de Defensa ruso aseguró haber interceptado un total de 95 drones en al menos 12 regiones del país en las últimas 24 horas, en una de las jornadas más intensas de ataques en el interior de su territorio desde el inicio de la invasión en 2022.
El mensaje desde Kiev es claro: mientras no haya justicia ni retirada, la guerra seguirá tocando el corazón industrial y estratégico de Rusia.