En medio de la creciente presión internacional sobre Nicolás Maduro, el presidente colombiano, Gustavo Petro, lanzó un mensaje que agita el tablero geopolítico: cualquier operación militar contra Venezuela, sin aval regional, será considerada una agresión contra toda América Latina y el Caribe.
Desde su cuenta de X, Petro afirmó que Colombia y Venezuela comparten «pueblo, bandera e historia» y aseguró que no permitirá acciones unilaterales contra el país vecino. El mensaje llegó acompañado de una republicación del Ejército Bolivariano en rechazo a Estados Unidos, justo después de que la fiscal general, Pam Bondi, ofreciera una recompensa récord de 50 millones de dólares por la captura de Maduro.
El presidente colombiano defendió además la cooperación de Caracas en la lucha contra el narcotráfico en la frontera, donde operan disidencias de las FARC, el ELN y otras estructuras criminales. Según dijo, tanto Maduro como el ministro de Defensa venezolano, Vladimir Padrino, han respaldado acciones conjuntas para desarticular a estos grupos.
Pero su postura no pasó inadvertida. María Claudia Lacouture, presidenta de AmCham Colombia, lo acusó de confundir «hermandad» con «complicidad con una dictadura» y advirtió que tal posición podría alinear a Colombia con un régimen acusado de violaciones a los derechos humanos.