La Fuerza Aérea de Ucrania ejecutó un ataque aéreo que habría destruido tres sistemas de artillería rusa en la línea del frente, empleando bombas de precisión GBU-39 suministradas por Estados Unidos. El hecho fue reportado por el canal de Telegram Sunflower y replicado por el portal militar ucraniano Militarnyi, que señaló que las posiciones enemigas fueron alcanzadas por aviación táctica.

Las imágenes difundidas muestran el momento en que un dron de observación registra la caída de las bombas sobre una línea de árboles donde estaban ubicados los objetivos. Previamente, un dron de reconocimiento había identificado los sistemas de artillería, lo que permitió dirigir el ataque con precisión.

El video captó tres explosiones consecutivas en diferentes posiciones, aunque no incluyó pruebas concluyentes de que las piezas de artillería quedaran completamente destruidas. Expertos advierten que, en ausencia de evidencia independiente, estos reportes deben tomarse con cautela.

Según Sunflower, el 30 % de los ataques contra sistemas artilleros rusos del 23 de septiembre fueron realizados por la aviación ucraniana. De confirmarse, esta cifra reflejaría un cambio en el peso estratégico de la fuerza aérea dentro de la ofensiva, con un rol más activo en la neutralización de armas pesadas.

Hasta ahora, la aviación ucraniana se había concentrado en golpear infraestructura militar rusa, depósitos de municiones y líneas de suministro. Los nuevos ataques, orientados directamente contra piezas de artillería, evidencian una diversificación en los objetivos de guerra.

Las bombas GBU-39 son armamento de pequeño diámetro, pero de gran precisión, diseñadas para reducir daños colaterales y maximizar la efectividad sobre blancos específicos. Su entrega a Ucrania busca potenciar la capacidad de ataque a larga distancia con mayor exactitud en entornos complejos.

Aunque las imágenes generan impacto propagandístico, analistas señalan la necesidad de corroborar la magnitud de los daños y la naturaleza de los objetivos atacados. La falta de pruebas verificables deja abierta la posibilidad de que los sistemas rusos no hayan quedado totalmente inutilizados.

Este episodio, sin embargo, ilustra el incremento de las operaciones aéreas ucranianas con armamento occidental, lo que podría modificar el equilibrio táctico en determinados sectores del frente y obligar a Rusia a reforzar la protección de su artillería en zonas expuestas.