La violencia volvió a estremecer al departamento de Colón la noche del miércoles, cuando un ataque armado dejó como saldo tres personas asesinadas en la carretera de la aldea El Carbón, en el municipio de Balfate. Entre las víctimas se encontraba una menor de apenas 15 años, hecho que aumentó la indignación y el dolor entre los pobladores.

De acuerdo con los informes preliminares, las víctimas se desplazaban en un vehículo particular cuando fueron interceptadas por sujetos armados que abrieron fuego sin mediar palabra. El ataque ocurrió en un tramo carretero poco iluminado, lo que facilitó la huida de los atacantes.

Las personas fallecidas fueron identificadas como Antony Alfredo Gálvez Vela, de 22 años, originario de Balfate; Beya Dayaris Flores Duarte, residente en la colonia Rivera Hernández de San Pedro Sula; y Luis Fernando Arita. Según vecinos del sector, se escucharon múltiples detonaciones antes de que se confirmara la tragedia.

Pese a la conmoción generada por el ataque, hasta el momento las autoridades no han brindado detalles sobre un posible móvil ni sobre las líneas de investigación que siguen los equipos policiales destacados en la zona. La falta de información oficial incrementa la preocupación de la población, que señala un aumento en los hechos violentos en el litoral atlántico.

Elementos de seguridad y equipos de la Dirección Policial de Investigaciones (DPI) acordonaron el área para el levantamiento de indicios y la correspondiente inspección técnica del vehículo. Sin embargo, ninguna institución ha adelantado hipótesis sobre la participación de estructuras criminales o disputas locales.

El crimen ha provocado consternación en la comunidad de El Carbón, que en los últimos meses ha reportado un incremento de actividades sospechosas y tránsito de grupos armados. Vecinos exigen medidas urgentes para evitar que masacres como esta se conviertan en hechos recurrentes.

Organizaciones sociales del departamento de Colón lamentaron la masacre y recordaron que la región se ha convertido en un punto de alta vulnerabilidad debido a la presencia de grupos delictivos y la limitada capacidad de respuesta del Estado.

Mientras tanto, las familias de los tres fallecidos enfrentan el dolor de una pérdida inesperada y violenta, a la espera de que las autoridades esclarezcan el caso y se capture a los responsables. La comunidad aguarda por justicia y mayor presencia policial para impedir que el terror siga dominando sus calles.