Las autoridades castrenses confirmaron este martes que el general Ramiro Muñoz, expresidente de la Junta Interventora de Centros Penales en Honduras, ha solicitado formalmente su baja de las Fuerzas Armadas, decisión que lo coloca en la “honrosa condición de retiro”.
Muñoz había solicitado permiso para viajar a Estados Unidos con el fin de tratarse un problema en una de sus rodillas. Sin embargo, antes de concretar ese trámite, fue convocado a una reunión en la que se le notificó que había sido designado como agregado militar en Nicaragua.
La decisión no fue bien recibida por el oficial, quien manifestó abiertamente su desacuerdo: “No comparto la ideología de ese país, no acepto”. Según declaró, la misión en Managua no representaba un reconocimiento a su trayectoria, sino un “castigo” por sus diferencias ideológicas.
Tras recibir un ultimátum para aceptar o rechazar la designación, el general optó por presentar su baja, alegando motivos médicos y personales. “Él solicita voluntariamente su retiro; él pone que son situaciones médicas y la decisión de él pasa a la honrosa condición de retiro”, confirmaron fuentes militares.
La salida de Muñoz se produce en un contexto regional donde Honduras ha fortalecido sus vínculos políticos y diplomáticos con el gobierno de Daniel Ortega en Nicaragua, lo que ha generado debate sobre la autonomía de criterio dentro de la institución castrense.
Con su retiro, queda abierta la incógnita sobre quién asumirá la representación militar de Honduras en Nicaragua y sobre el trasfondo político que rodeó esta decisión.