Las elecciones del 17 de agosto marcaron el final de una era: el MAS, que gobernó Bolivia durante casi dos décadas bajo figuras emblemáticas como Evo Morales (2006–2019) y Luis Arce (2020–2025), fue humillado en las urnas. Su candidato, Eduardo del Castillo, obtuvo apenas un 3,2 % de los votos, lo que apenas permitió al MAS mantener su estatus legal, mientras que varios sectores apostaron por el voto nulo, que alcanzó un inédito 19–19,4 %, tras el llamado de Morales a boicotear la elección.
En esta configuración, Rodrigo Paz, del PDC, obtuvo entre 32–33 % de los votos válidos, seguido por el exmandatario Jorge "Tuto" Quiroga con 26–27 %, y el tercer lugar fue para Samuel Doria Medina con casi 20 %.
El resultado fue tan sorpresivo que ni una de las diez encuestas oficiales previas había puesto a Paz siquiera entre los primeros, ubicándolo normalmente en cuarto o quinto lugar, con proyecciones inferiores al 10 %. El escenario derivaría en un balotaje el 19 de octubre de 2025, marcando el primer segundo turno presidencial desde el regreso a la democracia.
2. ¿Qué ocurrió con el electorado?
a. Desgaste prolongado del MAS y división interna
El MAS mostró un desgaste acumulado: divisiones cada vez más profundas entre Evo Morales y el presidente saliente, Luis Arce, minaron la cohesión interna del partido, erosionando su base política tradicional. La insistencia de Morales en retornos al poder, junto con acusaciones de corrupción y políticas estatistas ineficaces, terminaron por alienar incluso a electores indígenas que habían sido su principal respaldo.
b. Voto nulo como fuerza política
El llamado de Morales a votar nulo fue exitoso: con casi el 20 % de votos anulados o en blanco, esa opción se convirtió, de facto, en la segunda fuerza política en términos de volumen electoral—por encima del apoyo a Quiroga.
c. Aparición de un outsider seductor
Rodrigo Paz emergió como una figura renovadora: heredero político pero alejado de los estigmas del MAS y de la derecha tradicional. Su discurso —basado en la reconciliación, un “capitalismo para todos”, una gestión anticorrupción y enfoque en integración nacional— conectó con un electorado urbano e informal hastiado del estancamiento e institucionalidad débil.
d. Estrategia moderna, efectiva y accesible
Su fórmula vicepresidencial con Edman Lara, ex–policía convertido en figura viral en TikTok por denunciar corrupción, le dio un impulso tremendo entre jóvenes, sectores evangélicos, y votantes desencantados del sistema tradicional. Además, su campaña se enfocó en comunicación directa y territorial, logrando penetrar en bastiones MAS como La Paz, Cochabamba y El Alto.
e. Rechazo mutuo a figuras tradicionales
Ni Quiroga ni Doria Medina lograron generar empatía amplia: ambos son viejas figuras de las élites políticas y fueron asociados por muchos con los fracasos de gobiernos neoliberales y desconexión con las bases populares. Paz se presentó como una alternativa más creíble y libre de esos lastres.
3. ¿Por qué ese resultado cuando las encuestas no lo predecían?
Esencialmente, porque las urnas revelaron dinámicas que las encuestas no captaron:
- Desgaste real vs. percepción estadística: La magnitud del descontento con el MAS fue subestimada; el voto nulo fue una expresión tangible de rechazo que no se anticipó.
- Movilización última semana: La adhesión masiva a Paz se dinamizó en los últimos días, gracias a una campaña ágil, adaptativa y mediática (TikTok, discursos claros), que las encuestas no lograron capturar a tiempo.
- Cambio de preferencias entre votantes indecisos: Muchos electores que habían desconfiado tanto de la izquierda como de la derecha tradicional encontraron en Paz una tercera vía más atractiva.
- Fragmentación del MAS y descredito de sus liderazgos: Morales e infighting dejaron al partido sin liderazgo claro ni movilización coherente.
4. Implicaciones geopolíticas: ¿qué significa para otros países bajo influencia del socialismo?
a. Fin simbólico del “pink tide”
Bolivia se suma a otros países en América Latina que están retrocediendo en la ola izquierdista que los dominó en los 2000s y 2010s —lo que algunos observadores llaman el ocaso de la “marea rosa”. La derrota de MAS puede tener efecto contagio en Argentina, Ecuador, Perú, Colombia y otros, alentando a fuerzas centristas o conservadoras.
b. Reconfiguración de alianzas internacionales
El cambio podría abrir las puertas hacia una reconfiguración diplomática: más cercanía con EE.UU. y occidente, menor dependencia de modelos estatistas y gobiernos como Cuba, Venezuela o Irán. Se anticipa interés estadounidense en integrar Bolivia tanto en cadenas de suministro de minerales críticos (litio) como en un enfoque democrático regional.
c. Apertura económica y reformas estructurales
Las propuestas de Paz y Quiroga —centradas en liberalización económica, reducción de impuestos, impulso al emprendimiento y mayor involucramiento privado— contrastan fuertemente con el modelo estatista anterior. Esto puede reorientar políticas económicas en la región hacia modelos mixtos o de mercado social.
d. Advertencia para regímenes socialistas en la región
La derrota del MAS es una advertencia política para gobiernos socialistas: el desgaste, la falta de renovación, conflictos internos y la represión simbólica pueden llevar a su caída. La transición pacífica mostrada en Bolivia puede servir como aprendizaje o presagio, dependiendo del país.
e. Territorio estratégico para extranjeros
El litio boliviano es uno de los más grandes del mundo; con una orientación liberal podría atraer inversiones occidentales, pero también podría involucrar a China más profundamente si no hay una política clara de transparencia.
5. Conclusión: un punto de inflexión regional
La victoria de Rodrigo Paz en la primera vuelta del 17 de agosto de 2025 representa un cambio tectónico en la historia política boliviana: una reacción popular a dos décadas de socialismo, un levantamiento de la sociedad civil y el salto de una figura outsider que capitalizó el hartazgo de forma inesperada. El resultado muestra el poder del voto nulo como expresión política, la fuerza emergente del sector informal y el uso eficaz de redes sociales en campañas de bajo presupuesto.
Para América Latina, Bolivia se convierte otra vez en una nación escenario de transformaciones ideológicas y geoestratégicas. El posible triunfo de Paz o Quiroga en el balotaje de octubre podría redirigir al país hacia democracias más abiertas, economías diversificadas y alianzas internacionales diferentes a las del pasado reciente.
El país —y la región— están ahora en una encrucijada: ¿seguirán con modelos estatistas que replicaron fracturas y abusos, o apostarán por consensos institucionales, transparencia y reintegración global? Bolivia ha alzado esa pregunta ante el mundo.