El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, sorprendió a la comunidad internacional al plantear por primera vez la posibilidad de un referéndum nacional para decidir sobre una eventual cesión de territorios como parte de las negociaciones de paz con Rusia. La propuesta representa un cambio significativo en la postura pública del mandatario, quien hasta ahora había rechazado cualquier concesión territorial.
La declaración surge en un momento crítico del conflicto, cuando la guerra se ha prolongado por años, con un alto costo humano, económico y social para Ucrania. Zelenski dejó claro que una decisión de tal magnitud no puede recaer únicamente en el liderazgo político, sino que debe ser resuelta directamente por el pueblo ucraniano.
El mandatario subrayó que cualquier acuerdo que implique modificaciones territoriales tocaría el núcleo mismo de la soberanía nacional. Por ello, insistió en que solo un mandato popular explícito podría legitimar una decisión de esa naturaleza, en caso de que las conversaciones de paz avancen hacia ese escenario.
Aunque no detalló qué regiones podrían estar en discusión, la sola mención del tema rompe un tabú político en Kiev. Sectores nacionalistas y parte de la sociedad civil han sostenido que ceder territorio equivaldría a validar la agresión rusa y sentar un precedente peligroso para la seguridad futura del país.
Al mismo tiempo, voces más pragmáticas consideran que la propuesta de Zelenski refleja el desgaste acumulado por la guerra y la necesidad de explorar salidas políticas que reduzcan el sufrimiento de la población. Para estos sectores, el referéndum sería una vía democrática para enfrentar una decisión extremadamente compleja.
En el plano internacional, el planteamiento ha sido interpretado como una señal de flexibilidad estratégica de Ucrania ante sus aliados occidentales, muchos de los cuales presionan discretamente por una solución negociada que estabilice la región y reduzca el riesgo de una escalada mayor con Rusia.
Desde Moscú, la reacción ha sido cautelosa, aunque analistas consideran que la propuesta podría abrir una nueva fase en las conversaciones, siempre y cuando exista un marco claro de garantías de seguridad para Ucrania y un respaldo sostenido de la comunidad internacional.
Mientras tanto, el debate ya se instala en la sociedad ucraniana, donde la idea de someter la paz y el territorio a votación popular despierta emociones encontradas. El anuncio de Zelenski no resuelve el conflicto, pero redefine el terreno político sobre el cual Ucrania podría intentar, por primera vez, cerrar una de las heridas más profundas de su historia reciente.