Guyana dio un paso estratégico en su política de seguridad regional al firmar un acuerdo con Estados Unidos para ampliar la cooperación militar entre ambos países. El anuncio se produjo en un contexto de crecientes tensiones en el Caribe, especialmente por el deterioro de las relaciones entre Washington y Caracas.
El presidente guyanés, Irfaan Ali, informó que este nuevo entendimiento pretende “fortalecer la cooperación conjunta con pleno respeto a la soberanía y leyes de ambos países”. Según el comunicado oficial, la alianza se enfoca en consolidar un marco de trabajo más robusto y sostenible en temas de defensa.
Entre los puntos claves del acuerdo, Ali destacó el refuerzo en la capacitación militar y la continuidad de mecanismos ya vigentes, como el Acuerdo Shiprider. Este instrumento permite a fuerzas de seguridad estadounidenses perseguir e interceptar embarcaciones vinculadas al narcotráfico en aguas de Guyana, un punto neurálgico en la lucha regional contra el crimen organizado.
La firma del acuerdo se concretó tras reuniones entre Ali y una delegación de alto nivel enviada por Washington. En ella participaron Patrick Weaver, asesor principal del secretario de Guerra, y Joseph Humire, subsecretario adjunto de Defensa para asuntos del hemisferio occidental, quienes destacaron la importancia de estrechar la coordinación en materia de seguridad.
El presidente explicó que este pacto también se integra a la estrategia que Estados Unidos impulsa en Sudamérica y en la Comunidad del Caribe (Caricom), con el operativo “Lanza del Sur” como eje central. Esta operación ha sido polémica: desde su inicio, fuerzas estadounidenses han hundido al menos 20 embarcaciones presuntamente cargadas de drogas, dejando más de 80 tripulantes muertos, calificados por Washington como “narcoterroristas”.
La firma se produjo menos de un día después de que Ali reafirmara el compromiso de su gobierno de trabajar con socios internacionales para promover la paz y la democracia en la región. También reiteró la necesidad de combatir a actores que participan en la delincuencia transnacional, tanto en Guyana como en el resto del Caribe.
Guyana ha expresado abiertamente su respaldo al despliegue militar estadounidense en el Caribe, considerándolo un componente esencial para garantizar la estabilidad regional. Esta postura coincide con el interés de Washington en reforzar su influencia geopolítica en la zona.
El movimiento ocurre en un momento de especial sensibilidad: Estados Unidos respalda a Guyana en su prolongado conflicto territorial con Venezuela por la región del Esequibo, un territorio administrado por Georgetown pero reclamado históricamente por Caracas. El nuevo acuerdo se interpreta, por ello, como un mensaje claro en el tablero estratégico del Caribe.