La crudeza con la que se asesina a muchas mujeres en Honduras no solo alarma a los especialistas; también confirma un fenómeno que se repite año tras año. La coordinadora del Observatorio de la Violencia de la UNAH, Migdonia Ayestas, advierte que la violencia contra las hondureñas sigue un patrón escalonado: comienza con agresiones verbales y físicas, avanza hacia violencia sexual y culmina en homicidios caracterizados por una brutalidad extrema. “No basta un tiro certero, son múltiples heridas, en algunos casos hasta 66 con armas corto punzantes”, lamentó.
Detrás de esa violencia está un dato que dimensiona la urgencia: 242 mujeres han muerto de forma violenta en lo que va de 2025. Los departamentos con mayor incidencia son Francisco Morazán, Cortés y Olancho, aunque prácticamente todas las regiones del país reportan víctimas. Según Ayestas, el promedio es devastador: cada dos días una mujer es asesinada, es decir, alrededor de 20 homicidios femeninos al mes.
La situación no es nueva. Reportes del Comisionado Nacional de los Derechos Humanos (Conadeh) indican que entre 2020 y septiembre de 2025 al menos 1,780 mujeres fueron asesinadas en Honduras, una cifra que equivale a una víctima cada 28 horas. Pese a la magnitud, la respuesta institucional sigue siendo insuficiente.
La coordinadora de la Defensoría de la Mujer del Conadeh, Aurora Rueda, subraya que la impunidad alcanza el 95 %, un porcentaje que prácticamente deja a las mujeres sin garantías de justicia. Entre los factores que alimentan ese vacío menciona la constante rotación de personal de investigación y la ausencia de morgues judiciales en numerosos municipios, lo que dificulta la realización de autopsias y la preservación de pruebas clave.
Mientras los números avanzan y las alertas se repiten, el país continúa sumido en un escenario donde la vida de las mujeres sigue en riesgo y la violencia de género se consolida como una de las emergencias más graves y persistentes.