La Comisión Permanente de Contingencias (COPECO) elevó la alerta nacional debido al ingreso de un sistema de baja presión que mantiene el cielo cubierto y provoca lluvias acompañadas de tormentas eléctricas en casi todo el territorio hondureño.
Según el Centro de Estudios Atmosféricos, Oceanográficos y Sísmicos (CENAOS), la influencia de una vaguada en superficie mantendrá condiciones inestables con acumulados importantes de lluvia, principalmente en las regiones Suroccidental, Central, Sur y Suroriente, donde se esperan precipitaciones más prolongadas e intensas.
En respuesta a este pronóstico, COPECO declaró Alerta Amarilla en los departamentos de Choluteca, Valle, Francisco Morazán, La Paz, Comayagua, Intibucá, Lempira y Ocotepeque, mientras que los departamentos de El Paraíso, Copán, Yoro, Santa Bárbara, Atlántida, Colón, Cortés, Islas de la Bahía, Gracias a Dios y Olancho permanecerán en Alerta Verde por 24 horas a partir de las 4:00 p.m. del viernes 10 de octubre de 2025.
El ente de prevención exhortó a los comités municipales y locales de emergencia (CODEM y CODELES) a mantenerse vigilantes y a evaluar posibles amenazas en zonas propensas a inundaciones, derrumbes y deslizamientos de tierra. Asimismo, se recomendó a la población abstenerse de cruzar ríos o quebradas crecidas y evitar desplazamientos innecesarios durante las tormentas.
Las autoridades insisten en que la prevención es clave. Se pide asegurar techos, limpiar tragantes, cunetas y desagües para evitar inundaciones urbanas repentinas, así como mantener comunicación constante con los organismos de socorro.
COPECO recordó que una Alerta Amarilla implica estar listos para actuar ante el inminente impacto de un fenómeno natural, mientras que la Alerta Verde representa una fase de vigilancia preventiva. En ambos casos, la población debe atender las recomendaciones y monitorear los boletines oficiales.
El temporal ha comenzado a afectar comunidades rurales, donde se reportan crecidas repentinas y deslizamientos menores. Autoridades locales piden no subestimar el riesgo, pues la saturación de suelos incrementa la posibilidad de desastres en horas posteriores.
La institución reafirmó su llamado a la prudencia: “Prevenir es vivir”. Mantenerse informado, seguir instrucciones oficiales y evitar conductas de riesgo pueden marcar la diferencia en un contexto de vulnerabilidad creciente ante fenómenos naturales.