La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) anunció este fin de semana la inclusión del Lago de Yojoa, en Honduras, dentro de su red de reservas de la biosfera, un reconocimiento internacional que destaca su riqueza ecológica y su papel estratégico en la región centroamericana.
Ubicado en la zona centro-occidental del país, el Lago de Yojoa constituye un mosaico natural que combina bosques, humedales, cordilleras volcánicas y tierras agrícolas. La UNESCO subrayó que se trata de un espacio fundamental no solo por su biodiversidad, sino también por la relación histórica de las comunidades que lo rodean con este ecosistema.
El área designada cubre unos 3,150 kilómetros cuadrados y alberga cerca del 10 % de la flora nacional, con más de 1,300 especies de plantas registradas, varias de ellas endémicas. A nivel faunístico, destaca la presencia de 407 especies de aves, lo que convierte al lago en un punto clave para la conservación y el avistamiento de vida silvestre en el país.
Más allá de su valor natural, el Lago de Yojoa tiene un peso cultural y económico de larga data. Desde tiempos precolombinos, ha sido un centro vital para la subsistencia local. Hoy en día, cerca de 400,000 personas habitan en la zona, combinando actividades tradicionales como el cultivo de café y cacao con prácticas modernas de ecoturismo y producción pesquera.
La UNESCO destacó que el reconocimiento busca fortalecer iniciativas de conservación que ya se impulsan en la zona, como la reforestación, la protección del agua dulce y la agroecología. Además, el organismo resaltó el papel de la educación ambiental como herramienta clave para garantizar la sostenibilidad en el largo plazo.
Este nuevo estatus coloca al Lago de Yojoa en el mapa mundial de reservas que, además de su riqueza natural, son ejemplo de equilibrio entre el desarrollo humano y la preservación ambiental, algo especialmente relevante en una región vulnerable a los efectos del cambio climático y la presión sobre los recursos hídricos.
Con este anuncio, Honduras suma un nuevo reconocimiento internacional que refuerza su compromiso con la conservación y abre oportunidades para atraer inversión en turismo sostenible, proyectos de investigación científica y programas de cooperación internacional.
El Lago de Yojoa, con su entorno cultural, productivo y natural, se convierte así en un emblema para Centroamérica: un modelo de cómo la convivencia entre comunidades humanas y ecosistemas frágiles puede generar tanto resiliencia ambiental como bienestar social.