Desde la mañana de este jueves, Salvador Nasralla y la diputada por Gracias a Dios, Erika Urtecho, quedaron retenidos en el aeropuerto internacional Toncontín en Tegucigalpa, justo cuando se disponían a volar hacia Puerto Lempira, donde una multitud de simpatizantes los esperaba. Las autoridades aeroportuarias informaron que el motivo era un “simulacro” de seguridad.
Según Urtecho, ambos arribaron al terminal a las 8:00 a.m., pero no pudieron despegar hasta el mediodía, tras cuatro horas de espera. “Viajábamos a Puerto Lempira, pero nos tienen detenidos desde las 8:00 de la mañana en Toncontín porque dicen que están haciendo un simulacro”, declaró la legisladora.
Nasralla, por su parte, recurrió a las redes sociales para cuestionar la veracidad del “simulacro”. Afirmó que la medida no es más que una excusa para frenar su agenda política y lanzó un mensaje directo al asesor presidencial y expresidente Manuel Zelaya: “no podrán detener su camino a la presidencia”, añadió, instándolo a “preparar su mochila para irse”.
Fuentes del proceso señalaron que más de 1.000 personas esperaban a Nasralla y Urtecho en Puerto Lempira desde las 9:00 a.m. Sin embargo, el operativo en Toncontín habría sido ordenado, según denuncias, por la ministra de Defensa, Rixi Moncada, para impedir su salida del país.
Hasta el momento, las autoridades del aeropuerto no han emitido un comunicado oficial que explique el motivo exacto de la retención o confirme si efectivamente se efectuó un simulacro. La falta de información ha alimentado la especulación y el reclamo de los políticos afectados.
Este episodio se enmarca en un contexto político tenso, en el que las maniobras administrativas pueden incidir directamente en la capacidad de los candidatos para movilizarse y comunicarse con sus electores. La retención inesperada ha sido interpretada por varios sectores como una forma de obstrucción política, lo que añade nuevas aristas al debate sobre transparencia y derechos electorales.