Tegucigalpa, Honduras. – En un hecho que marca un giro significativo en el panorama electoral hondureño, la consejera propietaria del Consejo Nacional Electoral (CNE), Ana Paola Hall, presentó este jueves su renuncia formal ante la Secretaría del Congreso Nacional, en medio de una creciente crisis institucional y señalamientos partidarios que, según manifestó, han puesto en riesgo su integridad y la de su familia.

A través de una extensa carta, Hall denunció presiones políticas, ataques mediáticos y una campaña de hostigamiento proveniente incluso de miembros del propio Partido Liberal, por negarse a aceptar lo que calificó como “una salida ilegal” a la crisis interna del CNE: la posibilidad de integrar el pleno con solo dos consejeras, debido a la falta de acuerdo sobre el sistema de Transmisión de Resultados Electorales Preliminares (TREP).

“No estoy dispuesta a trascender el límite de la legalidad”, afirmó Hall, quien añadió que su postura de defensa a la institucionalidad y la legalidad fue malinterpretada como una “traición” por sectores políticos que pretendían imponer decisiones partidarias sobre el rol neutral del árbitro electoral.

Hall sostuvo que su lealtad ha sido con la Constitución y no con instrucciones partidarias:

“Jamás fue vetado tener criterio propio. No estoy en obligación de obedecer, y menos aún si lo exigido carece de fundamento jurídico.”

La consejera denunció que la presión política escaló a niveles personales, señalando que su hija fue puesta en riesgo como consecuencia de una “apología del odio” iniciada desde redes sociales y replicada por figuras de escasa militancia liberal, convertidas ahora en autoridades del partido.

“Tengo la fortaleza para continuar, pero también soy madre. Después de haberse puesto en evidencia la violencia de la que son capaces, me resulta imposible continuar arriesgando a mi familia frente a la turba que nos ha atropellado”, expresó.

Ana Paola Hall condicionó su renuncia a que, en el mismo acto de aceptación, el Congreso Nacional elija al sustituto o sustituta liberal que sea propuesto en su lugar, reafirmando su compromiso con la institucionalidad y la transparencia electoral.

Esta dimisión se produce en un contexto crítico para el CNE, a tan solo cuatro meses de las elecciones generales del 30 de noviembre, y refleja la profunda tensión política y partidaria que rodea al organismo encargado de garantizar la transparencia del proceso.